Los universitarios son cada vez más conscientes de que su etapa formativa no concluye cuando lo hace el Grado que han estudiado. Realizar un Posgrado es una apuesta por la especialización que también puede servir para hacer contactos, conocer profesionales y entender un poco mejor las claves del mercado laboral. Así lo entiende el grupo de expertos que ha reunido ABC para debatir sobre esta materia, miembros de los centros e instituciones que imparten esta formación en Sevilla y que coinciden en la importancia que tiene este tipo de títulos para el alumno.
Entre los participantes de la mesa redonda se encuentran Javier Fernández, director general de EUSA y de la Escuela de Negocios Cámara de Comercio de Sevilla; Juan Pérez Gálvez, director de Formación y Antiguos Alumnos del Instituto Internacional San Telmo; María Dolores Oliver Alfonso, vicerrectora de Ordenación Académica de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA); Domingo Lamsfus, coordinador Business School de ESIC o Francisco José Pérez Fresquet, adjunto al rector de la Universidad Loyola Andalucía. También Miguel Ángel García García, delegado territorial de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC); Carmen Vargas Macías, vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Sevilla, y Mar García Gordillo, directora general de Comunicación de la Universidad de Sevilla (US). Esta última acumula siglos de historia y tradición académica que ha sabido combinar con una acertada adaptación a las nuevos tiempos. «El año pasado matriculamos 77.000 alumnos de los que unos 11.700 fueron de postgrado, tenemos las instalaciones, los medios y el material necesario para dar un postgrado de calidad», señala su vicerrectora de Internacionalización, Carmen Vargas, para quien la especialización «tiene un papel muy importante, sobre todo porque en la mayoría de casos la empleabilidad viene de mano de un Posgrado».
En la US tienen 91 Másteres oficiales y para el curso que viene ampliarán la oferta con un par de títulos más del área de la odontología. Carmen Vargas opina que «el alumno se lo piensa mucho, no duda en buscar, en rastrear y hacerse su itinerario. Tal vez al principio busque algo más generalista y luego más especializado, pero en general la gente se piensa muy bien qué hacer». Sobre por qué es bueno hacer un Máster, Domingo Lamsfus opina que permite al alumno «poner en práctica lo que han aprendido en la universidad, adecuarse al mercado laboral, conocer otros compañeros, así como a profesionales de su sector». Las profesiones más demandadas para los próximos años, evoca Lamsfus refiriéndose a un informe de Adecco, son «nuevas tecnologías, ventas y marketing (que son la especialidad de ESIC y una de las áreas que menos se resiente, incluso en época de crisis, porque son un pilar fundamental de las empresas). También el sector industria, las telecomunicaciones, los recursos humanos o el turismo».
Francisco Pérez Fresquet, de la Universidad Loyola Andalucía, lo tiene claro. Lo fundamental es aportar una visión global a los alumnos, pues así es el mundo al que se enfrentarán. «Cuandomontamos la universidad teníamos claro que debía tener una visión global. Somos una Universidad Jesuita y nuestra meta no es solo el conocimiento de una disciplina, el mundo está cambiando y hay que inculcar una vocación de servicio en nuestros estudiantes para poder transformar el mundo». Así, piensa que sus alumnos «no cogen Grados, sino que hacen itinerarios y que por la universidad no se puede pasar, hay que vivirla».
El apartado Máster está dividido del de los Grados en Loyola, porque los Posgrados «tienen que tener un perfil diferente muy enfocado a la empleabilidad». Tienen dos escuelas de Posgrado, Leader Ship School Loyola e Institute of Technology, y cuentan con profesores de un perfil muy internacional. «Todos nuestros Másteres tienen prácticas profesionales y, aunque llevamos poco tiempo, tenemos un elevado nivel de empleabilidad», indica Pérez Fresquet.
Con una estrecha vinculación al mundo de la empresa, la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Sevilla tiene un largo recorrido a sus espaldas, aunque lleva poco más de una década con una fuerte demanda de títulos por parte de un alumnado que quiere vincularse al mundo empresarial.
«Es una casa de empresarios y queremos desmarcarnos de la Universidad porque pensamos que deben ser los propios profesionales del sector los que formen a los que quieran formar parte de él», indica Javier Fernández. Sus pilares fundamentales son establecer una red de contactos para los alumnos, la internacionalización y la innovación, puesto que trabajan de manera digital en todos sus programas. «El mercado laboral está solicitando especialistas en todas las áreas, aunque observamos una urgente demanda en el sector digital y tecnológico. Hay una serie de competencias básicas que son transversales a todos los profesionales», opina Javier Fernández.
En el Instituto San Telmo forman a directivos de empresas, sus colaboradores o personas que quieren ocupar cargos de peso en una compañía. También tienen un programa enfocado a pequeña y mediana empresa en el que forman a directivos con mucha experiencia pero escasa formación académica. «En nuestros programas empleamos el ‘Método del caso’ porque tenemos que investigar cuáles son los debates que hay en las empresas, ver lo qué está pasando y que el alumno y el profesor sean los protagonistas de cada historia clínica, planteando qué haría el alumno en cada circunstancia», explica Juan Pérez Gálvez.
En San Telmo hay un gran perfil internacional y cuentan con profesores de cualquier parte del mundo, empresarios de casos que han estudiado con el fin de que debatan con los alumnos los casos que ellos han estudiado.
Para Pérez Gálvez, uno de los valores añadidos de esta escuela de negocios es el entramado de antiguos alumnos o «Alumni» que poseen, integrado por más de 9.500 profesionales, tanto nacionales como internacionales, con los que mantienen el contacto. «Es sorprendente la cantidad de problemas que se pueden resolver a través de los «Alumni», desde acuerdos con distintas instituciones a programas de formación continuada o asesoramiento. Es muy efectivo, por ejemplo, cuando hay traslados profesionales a otros sitios para tener conexiones con otras empresas y no empezar de cero», apunta este directivo de San Telmo, para quien los antiguos os universitarios son «el motor de la institución».
Para Miguel Ángel García García, el fenómeno «Alumni» está empezando de forma incipiente en Andalucía, pero en las universidades americanas «lo tienen ya como un valor añadido y una forma de financiación a través de mecenazgo.
En España aún falta asumir por completo el enorme potencial que tienen». La universidad que él representa, la Oberta de Catalunya (UOC), fue pionera en ofrecer formación virtual, puesto que comenzó hace 20 años, cuando empezó a democratizarse el uso de la red. «La idea era hacer una universidad que mejorase el modelo clásico de la universidad a distancia a través de la tecnología y un nuevo modelo académico, con el tiempo ha ido ganando peso y ha crecido mucho. Tenemos alumnos de todo el mundo», señala. Una de las ventajas con que cuenta la UOC es que tienen, por un lado, un profesorado propio que reformula los contenidos de los títulos, pero el grueso de la docencia es colaboradora, lo que les da mucha flexibilidad porque les permite moverse muy rápidamente y buscar una especialización del profesor que sea necesario en cada momento.
Algo similar ocurre en la UNIA, caracterizada por ser una universidad «muy flexible al carecer de profesorado estable, lo que permite que en cada programa se puedan incorporar los docentes nacionales e internaciones que más aporten a los títulos», como refleja María Dolores Oliver. Es un modelo de universidad colaborativo, ya que tiene 18 Posgrados y son interuniversitarios, puesto que se imparten junto a otras universidades pero con un solo plan de estudios. «Procuramos ir por delante del mercado laboral», indica la vicerrectora de Ordenación Académica de la UNIA. «Tenemos un Máster en Agroecología desde 2007 que es puntero y ya ha generado muchos puestos de trabajo. Aunque está de moda ahora, nosotros supimos adelantarnos a esa necesidad formativa». Para Oliver, lo que demanda la mayoría de alumnos es «un nivel de especialización avanzado, algo que les añada, no están dispuestos a pagar por cualquier cosa».
En la UNIA algunos de los Másteres con más demanda son el de Intervención asistida con animales o el de Enfermedades raras, el único que hay Europa. «Es un Máster puntero destinado a investigadores, porque hemos detectado que hay una parte médica que demanda formación en esa área. Es una oferta con un nivel de especialización muy alto, muy bien valorados por profesorado y alumnado», reitera la vicerrectora. Muchos de los Másteres que ofrecen son virtuales, algo que no impide el éxito de títulos como el de Actividad física y salud. «Tiene unas 500 solicitudes cada año y lo impartimos desde 2007, mucho antes de que se pusiera de moda el cuidado por la salud y la nutrición. También tenemos un Máster virtual en Energía solar fotovoltaica que funciona muy bien y demuestra que la virtualidad se puede aplicar a cualquier área».
Para María Dolores Oliver, «la orientación hacia la formación del alumno es fundamental, tanto del egresado como del profesional. No se trata de que el alumno elija cualquier tipo de Posgrado, sino que esté bien orientado para que elija el camino adecuado. Es fundamental que la persona se encauce y si no tiene madurez para hacer un Posgrado muy especializado, puede hacer uno más genérico».
Javier Fernández opina a este respecto que «la orientación debe empezar desde el minuto uno porque es básica, hay que reconducir a los alumnos desde que empiezan no cuando ya están en el mercado laboral». Este experto piensa que «es frecuente encontrar jóvenes desenfocados que han estudiado otra cosa distinta de su vocación porque no le llegaba la nota y perder un año les parece un infierno».
Domingo Lamsfus da su visión sobre este tema y estima que «cuando empiezan en la universidad, un porcentaje muy pequeño tiene claro a lo que se quiere dedicar, la carrera es una base formativa y es importante el asesoramiento durante ese periodo para que el alumno vaya sabiendo hacia dónde quiere orientar su vida profesional». Guillermo Sierra Molina, vicepresidente de Instituto de Estudios Cajasol, estima que «muchas empresas están utilizando hoy las instituciones formativas de formación superior como fuente de selección de perfiles, sobre todo si desde la Institución se le facilita la realización de procesos de selección». En el Instituto de Estudios Cajasol, asegura, «prácticamente el cien por cien de los alumnos se incorpora cada año en prácticas afines a sus expectativas, y más del 40 por ciento ve convertidas estas prácticas en contratos laborales».